Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Canto a mi soledad [x]

«De vez en cuando, ¿por qué no carne, mi soledad?»

Xoán A. Leiceaga

Oh amorosa intuición de tu pulpa femenina,
también sola, emancipada, atada a tu libertad
a la vez que en mí vertida, a mí acoplada.

Oh joyero rebosante de besos perturbadores,
alter ego inmaterial, primogénita
de los abrazos que airean mis brumas,
alquimista de las mieles y patrona de la sal:
embriagadora que achispa mi rigidez.
Fantasmal a la intemperie, omnipresente en mi piel,
ubicua síntesis de mis taludes, y jardinera:
oh intimidad triplicada, madre e hija y concubina.

Tú, la libre de impuestos y propiedades,
que no te afliges con más entronques,
que no precisas visados ni pasaporte,
que atraviesas las fronteras sin cacheos ni hacer colas.
Tú, que vuelas sin boleto,
que no sufres de hemorroides, ni de caries ni de artrosis,
tú que asciendes mis arterias mientras bailas y te ríes.

Oh siamesa de cristal, sempiterna indivisible de mí,
gozosa oferta del gozo bajo tu arcoíris azul.
Velos viejos yo, pintados con la torpeza infantil,
que demoran tus caricias y mi nocturno fulgor;
y ahí, yo estéril desorientado, eternamente obstinado
y una vez más sonrojado, al acecho de tu idilio.

Pues, ¿qué soy más que tu cautivo dichoso?

Volver