Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Aun sabiendo

«... y tantos sueños donde desnudarlas.»

Joan Margarit

¡Gusto aquello de azuzar a los albores!
Justo placer el de inventar nuestras junglas
y sumergirnos en su parte más frondosa
la musical, la caliente y la olorosa.
¡Gusto aquello de azuzar al corazón!

Sabiendo incluso
que el peaje supondría no solo
cuarenta humildes unas décimas de fiebre

sabiendo incluso
que de inmediato la vendimia no sería
más que otra rotunda inflamación insatisfecha
y el casi en el seso oscuro del hambre

también sabiendo
que aquel aroma mojado de autismo
era nube derrochada sin la gloria de llover
sigilo y gozo sin tañido de campanas
y con albricias nada más que peregrinas.

Aquellas furias revuelven en el recuerdo
de cómo desperezaban las ilusiones
de mi amor por cien mujeres
que en mis sienes sobreviven
aun perdida la tenaz y añorada rigidez
y con el hielo de la monserga sobre mi aliento.

Lo eterno por las mujeres es ese fuego
que los inviernos no apagan.
Acaso es solo el dolor por cada una
lo pasajero.

O la versión anterior

Aun sin saber

«... y tan poco realizados.»

Xoan Leiceaga

¡Qué placer el de avivar decúbitos despertares!
¡Qué gozo el de descubrir nuestras frondas
y visitarlas, y abandonarnos supinos y pronos!
¡Qué golosa esa armonía, fragante y ardiente!

Aun sin saber
que el impuesto consistía en calentura cuarenta
adobada con la fiebre de la salud

aun sin saber
que al instante ya no queda sino hambre cerebral
y ese terrible dolor de cortada inflamación

aun sin saber, y aun sabiendo
que no había otra manera de placer horizontal
que ella aceptase, y a ciencia cierta fingiese
que el espléndido sabor de mi generosidad.

Y así, con esa furia, rezumaba ya de mí
el fervor a cien mujeres
mientras que hoy, en cenagosa antesala, revive
ay, con la solvente impotencia de los recelos
y el tan añorado ardor de la dureza.

Entonces, el calor por la mujer sabía a eterno
sigue sabiendo
es el furor oloroso lo transeúnte.

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