Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Pórtense bien

«Se debería haber quedado en casa.»

Joan Margarit

Semilla, manantial de primavera:
catarata lenta de nuevas luces.
Y tierra, factoría de la fertilidad:
almacén de agua con rayos de sol.

Hubo mi alergia, que despertó bajo un día estival:
palpaba, los bajos fondos de mis viejos libros
violaba, el polvo de mis arcaicos vinilos
fisgaba, por las rendijas de lo libertino...
Y en algo así como un felino estornudo
por el terco giroscopio de mis desagües
el sentido más común, eso que dicen prudente
y otros insípido gel, se me escurrió:

mosconeaban vértigos por mi aturdida cabeza
se me subían las tretas nocturnas
atisbaban el ocaso mis reliquias de niñez
y al cabo me distancié
del dislate de luchar contra ser malo
y derramar las semillas en tierra estéril.

Elijan riesgos, elijan la primavera
aunque la alergia, aunque estornuden
elijan tierra con agua y con sol.

O la versión anterior

Pórtense mal

«¡Zarandéense, salgan de casa!»

Xoan Leiceaga

Semilla: torrente más bien que lago:
verano y playa, etiqueta blanquiazul.
Abono: menos de luna que sol:
nada de inviernos y nieblas, lluvia fina.

Súbitamente, un día de aquel verano, empeoré:
sobando, en el bajo fondo de aquellos libros
blandiendo, las arrugas de novísimos vinilos
manoseando, en ubres alborotado...
Y, sobre algo así como un cuidado descuido
por mi anhelante desagüe se escabulló
el incoloro y tremendo lugar común.

Y en apenas unos cortos y luengos meses
mi aporreada, pero ya ávida, cabeza
a las puertas de la nubilidad, con su sapiencia
y en lides con un demasiado tarde oficial
he comprendido por fin:

¿A qué enfrentarme al olfato para ser bueno
si es bien sabido que ni siquiera la suma
del fino mito con la pureza de sus superciencias
y aún corriendo, a tiempo no dispondrán
de medicinas para curar los instintos.

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