Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

¿Son falaces los sentidos?

En mi acanónico borde, abro los ojos, observo el cosmos
no encuentro el cielo, ni en singular ni en plural
pero resuenan las cosas que os dicen: «Está invisible
aunque siempre muy a mano, y en perpetua observación
tan vigilante que su ojo, el grande, lo lleváis metido dentro
hasta que llegue la vida. ¿Preferís llamas o felicidad?»

Vuelvo a los ojos, los cierro, observo ahora mi adentro
examino atentamente cada escondrijo, sus recovecos
no me hace falta el reloj de sus horas, escojo las naturales
y siento entonces que os dicen: «Esas cosas no se miran
no se deben rebuscar, ¿pues para qué, si Él ya os vigila?
Mejor oteen la savia sabia, esa que no existe acá.»

Y añaden: «Allá os desinfectaremos, antes de entrar
lugar sin crisis ni noches, ni relojes indecentes
lugar sin malentendidos, ni dagas, ni correajes
balcón visible, sin rincones ni escondrijos, ni espías
salón de venturas buenas y diversiones divinas
allá los cielos regalan lo sumo, la inmóvil realidad.»

Y pienso: «Dormitaréis en el aire, como cenizas felices.»
Y yo esquimal sin reloj, que anteayer me preguntaba:
¿A qué mi rabia de hielo, para qué nimbar a mi soledad?

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